Cuál es tu tipo? Una Mirada Profunda a la Diabetes

Introducción

El trastorno metabólico más común en el mundo es la diabetes mellitus. Lo más probable es que tú, o alguien cercano a ti, la tenga. En los Estados Unidos, 1 de cada 10 personas tiene diabetes, y 1 de cada 5 no lo sabe todavía. La diabetes tiene una reputación complicada: da miedo, es común, es incurable y, aun así, es muy manejable. El objetivo aquí es desglosar la confusión, reducir el estigma y aclarar la desinformación utilizando la mejor evidencia científica disponible.

Qué es la insulina?

La insulina es una hormona liberada por las células beta del páncreas. Se secreta cuando comemos y ayuda al cuerpo a utilizar y almacenar los nutrientes absorbidos del tracto digestivo. La insulina permite que la glucosa, los aminoácidos y los ácidos grasos pasen del torrente sanguíneo a las células, donde pueden usarse como energía o almacenarse. La glucosa, que proviene de los carbohidratos de la dieta, es uno de los principales objetivos de la insulina. Los carbohidratos se descomponen en su forma más simple durante la digestión, lo que resulta en glucosa, el nutriente preferido por el cuerpo para obtener energía. La insulina ayuda a disminuir la glucosa sanguínea almacenándola en el hígado y los músculos como glucógeno, o convirtiéndola en grasa cuando los sitios de almacenamiento están llenos. Así, la insulina permite la entrada de la glucosa en las células.

Imagina que tus células son como un edificio de oficinas y la glucosa son los trabajadores que necesitan entrar para hacer su trabajo y mantener todo funcionando. La insulina actúa como la tarjeta de acceso que abre las puertas. Sin insulina, la glucosa no puede entrar al edificio, por lo que el trabajo no se realiza. La resistencia a la insulina ocurre cuando las células se vuelven insensibles a la señalización de la insulina y necesitan mucha más insulina de lo normal para absorber glucosa. La resistencia a la insulina ocurre en muchas condiciones, pero es un factor común en la diabetes.

Qué es la diabetes tipo 1?

Primero, ¿cuál es la diferencia entre la diabetes tipo 1 y la tipo 2? La diabetes tipo 1 es la forma más común encontrada en niños. Puede desarrollarse en la infancia o adolescencia. Aunque la causa es en gran parte desconocida, puede haber vínculos con antecedentes genéticos. La tipo 1 suele aparecer entre los 4–6 años y entre los 10–14 años. Rara vez aparece en la adultez.

La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmunitaria, lo que significa que el sistema inmunológico identifica erróneamente una parte del cuerpo como un objeto extraño y envía “tropas” para atacarla. En este caso, el páncreas es el objetivo. Las células beta, encargadas de secretar insulina, son destruidas hasta el punto de que el cuerpo ya no puede producir insulina propia.

La insulina es la hormona que indica a las células que absorban glucosa, nuestra principal fuente de energía. Cuando las células no pueden absorber glucosa, esta queda flotando en la sangre y causa todo tipo de problemas. Cuando la glucosa en sangre se eleva sin control, se llama hiperglucemia. Esto daña los capilares del cuerpo —pequeños vasos sanguíneos sensibles donde ocurre el intercambio de oxígeno, nutrientes y desechos—, lo que puede afectar las retinas, los riñones y los nervios.

Los diabéticos tipo 1 suelen ser diagnosticados después de presentar los signos clásicos de hiperglucemia: aumento del hambre, de la sed, de la micción y pérdida de peso. El proceso de diagnóstico incluye pruebas como la A1c, la glucosa en ayunas (FBG) y la prueba de tolerancia a la glucosa (OGTT), pero no entraremos en eso. Una vez diagnosticados, los diabéticos tipo 1 se vuelven dependientes de insulina de por vida, lo que significa que necesitan administrarse insulina antes de comer para evitar la hiperglucemia. Aunque la dosificación e inyección de insulina pueden parecer tediosas, son necesarias para sobrevivir. Muchos pacientes jóvenes utilizan bombas de insulina automáticas que ayudan a reducir la carga del tratamiento y mantener una sensación de normalidad.

Qué es la diabetes tipo 2?

La diabetes tipo 2 ocurre principalmente en adultos, pero puede aparecer a cualquier edad, aumentando cada vez más en niños y adolescentes. Es una condición de resistencia a la insulina, caracterizada por células que no responden adecuadamente a la insulina natural del cuerpo. En la mayoría de los casos, el cuerpo sigue secretando insulina, pero las células requieren cantidades mucho mayores para absorber glucosa. Esto se conoce como resistencia a la insulina. En algunos casos de diabetes tipo 2, el cuerpo es resistente a la insulina y el páncreas no secreta suficiente insulina.

La tipo 2 es una condición multifactorial, lo que significa que no existe una sola causa para la resistencia a la insulina. Factores que aumentan el riesgo incluyen la edad, obesidad, estilo de vida sedentario y una dieta alta en carbohidratos refinados y grasas saturadas. El síndrome de ovario poliquístico (PCOS) puede causar resistencia a la insulina y, por ende, llevar al desarrollo de diabetes tipo 2.

En los Estados Unidos, muchos grupos étnicos no blancos presentan un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 que las personas blancas, incluyendo a nativos americanos, afroamericanos, hispanos, asiático-americanos y habitantes de las islas del Pacífico. Este riesgo elevado se debe, en gran parte, al racismo sistémico, al acceso desigual a alimentos saludables y a disparidades en educación y atención médica.

Los peligros de la diabetes no controlada

La prueba HbA1c mide el control de la glucosa sanguínea en los últimos tres meses. Esta prueba analiza cuánta glucosa está adherida a la hemoglobina, la proteína dentro de los glóbulos rojos. Cuando la glucosa entra al torrente sanguíneo, se adhiere a la hemoglobina y permanece allí durante toda la vida del glóbulo rojo (2–3 meses). Si una persona experimenta niveles elevados de glucosa con frecuencia, un mayor porcentaje de sus glóbulos rojos tendrá esta “capa” de azúcar, lo que se refleja como un porcentaje: ese es el HbA1c.

Un A1c entre 5.7% y 6.4% se considera prediabetes. Aún no es diabetes y no presenta síntomas, pero significa que se debe adoptar un enfoque diferente para prevenir su progresión. La prevención incluye contar carbohidratos, comer comidas equilibradas, hacer ejercicio, tomar medicamentos y considerar suplementos. Existen alimentos, hierbas y suplementos de venta libre que ayudan a controlar la glucosa, como la canela, berberina, jengibre y vinagre de manzana. Los suplementos no deben reemplazar medicamentos si tu médico considera que los necesitas.

Cuando el A1c llega al 6.5% o más, la prediabetes se convierte en diabetes tipo 2. A partir de aquí, el objetivo cambia de prevención a mantenimiento: evitar que el A1c supere el 7%. Esto puede lograrse con ejercicio, medicamentos, conteo de carbohidratos y comidas equilibradas con granos enteros, fibra, proteínas magras y grasas saludables.

Cuando el A1c supera el 7%, aumentan los riesgos de enfermedad renal, enfermedad arterial periférica, neuropatía, y retinopatía. También pueden aparecer heridas de cicatrización lenta, especialmente en los pies; en casos graves, pueden provocar necrosis y requerir amputación. Las enfermedades cardiovasculares —como ataques cardíacos, derrames cerebrales e hipertensión— también están asociadas con un mal control del azúcar en sangre.

La cetoacidosis diabética (DKA) es una condición potencialmente fatal, más común en la diabetes tipo 1 debido a la falta de insulina. Puede ocurrir por falta de dosis de insulina, dificultades económicas para obtenerla, o durante enfermedades, estrés extremo o infecciones. Cuando la glucosa en sangre supera los 250 mg/dL y no se trata, aumenta el riesgo de DKA. Durante la DKA, las células no pueden usar glucosa para obtener energía y el cuerpo produce cetonas como combustible alternativo. La acumulación rápida de cetonas vuelve la sangre ácida. Los síntomas incluyen sed excesiva, micción frecuente, vómitos, confusión y fatiga. La DKA requiere hospitalización y no puede revertirse en casa. Si no se trata, puede provocar coma diabético o incluso la muerte. Por eso es crucial que los diabéticos controlen su glucosa varias veces al día mediante punciones en el dedo o con un monitor continuo de glucosa.

Conclusión

La diabetes es una condición compleja, pero se vuelve mucho más manejable cuando las personas tienen acceso a información precisa y a las herramientas necesarias para comprender su cuerpo. Gracias a la medicina moderna, un diagnóstico que antes era aterrador —y considerado una sentencia de muerte— ahora es una condición que solo requiere un poco más de atención y cuidado. Al comprender las diferencias entre la diabetes tipo 1 y tipo 2, el papel de la insulina y los riesgos de la glucosa no controlada, las personas pueden tomar medidas significativas para proteger su salud a largo plazo. Con el apoyo adecuado, educación y tratamiento, las personas con diabetes pueden vivir vidas plenas, saludables y empoderadas.

Sources


1. Levitsky LL, Misra M. Type 1 diabetes mellitus in children and adolescents: Epidemiology, presentation, and diagnosis. UpToDate. 2025.
https://www.uptodate.com/contents/type-1-diabetes-mellitus-in-children-and-adolescents-epidemiology-presentation-and-diagnosis?search=type%201%20diabetes&source=search_result&selectedTitle=2~150&usage_type=default&display_rank=2Updated [11/19/2025]. Accessed [11/23/2025].

2. Robertson RP, Udler MS. Pathogenesis of type 2 diabetes mellitus. UpToDate. 2025. https://www.uptodate.com/contents/pathogenesis-of-type-2-diabetes-mellitus?search=type%202%20diabetes&source=search_result&selectedTitle=4~150&usage_type=default&display_rank Updated [8/25/2025]. Accessed [11/29/2025].

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